Traficantes de Sueños
Con la participación de Alejandro Forero, investigador del Observatorio del Sistema Penal y los Derechos Humanos y Daniel Jiménez, miembro de ASAPA (Asociación para el Seguimiento y Apoyo a Personas Presas en Aragón).
Después de tres décadas de aumento exponencial de la población penitenciaria (de unas 10.000 personas presas en 1978 presas a unas 76.000 en 2009), empieza a experimentarse un leve descenso. En un contexto de dura crisis económica, las previsiones criminológicas clásicas habrían predicho un aumento de la delincuencia, y por tanto, de la población reclusa. Pero ni una ni otra cosa han sucedido. ¿Por qué? ¿El descenso es una cuestión coyuntural o estamos ante un cambio de ciclo? Como tercer elemento, el gobierno del PP proyecta una nueva reforma del Código Penal, claramente influenciada por el alarmismo mediático y la siempre mutante excepcionalidad penal, que ahora trasmuta hacia el enemigo disidente y "antisistema". Esa llamada a una mayor penalidad viene acompañada de una necesidad económica de reducir el volumen insostenible de población penitenciaria, modificando el Código Penal en sentido claramente eficientista y dando otro duro golpe al artículo 25.2 de la CE que proclama la reinserción social de los penados como fin constitucional de la pena privativa de libertad.