Una novela atmosférica e inquietante que da voz a los olvidados que viven en los márgenes. Esta es la crónica de Matías Kovac, un joven de dieciséis años abúlico y marginado que necesita salir de sí mismo. La forma de hacerlo parecen esconderla los diarios que Cristian, su hermano, le lega cuando huye a Barcelona. Kurt Cobain, Nick Cave, Suede y Patti Smith forman, así, una especie de texto sagrado que Matías se empeña en descifrar.Publicada en 2004 después de la crisis económica argentina, parte de la descomposición social y el pesimismo generalizado de la época para dibujar lo frágil de las estructuras familiares y la facilidad de romperlas para siempre. El padre de Matías los abandonó motivado por los pastores evangelistas, su madre yace postrada en la cama noqueada por el efecto de los somníferos y su hermana, Carla, solo se deja ver con un pasamontañas que esconde su rostro, deformado en un intento de suicidio.Barcelona se convierte así en su Ítaca particular, la única vía de escape, que se abre definitivamente cuando cae en sus manos un paquete enorme de cocaína: empieza, entonces, el delirio cruento por el barrio suburbial, descuidado y fantasmal en el que vive. La guita lo lleva a Julián y este a los punkies, que hacen recitales, beben vino de tetrabrik y visten con medias de red corridas. La voluntad de fuga de Matías lo ata más a su drama familiar, pero en el transcurso de la novela se revelan, poco a poco, otras formas de habitar un mundo que parece que no deja de degradarse. «Yo sé que puedo ser distinto, no quiero morirme así», se dice una y otra vez a sí mismo. ¿Podrá desembocar toda esta oscuridad en algún lugar más soleado?
AUTOR/A
ENRIQUEZ, MARIANA
(Buenos Aires, 1973) es periodista, subeditora del suplemento Radar del diario Página/12 y docente. Ha escrito novelas, relatos de viajes, perfiles y colecciones de cuentos: en Anagrama han aparecido dos de ellas, Los peligros de fumar en la camayLas cosas que perdimos en el fuego, publicada en veinte países: «Goza de un merecido reconocimiento. La escritura posee cualidades como la condensación y una sugerente frialdad. Una prosa con peso específico» (Carlos Pardo, El País); «Tanto horror, además de fascinar como está obligado a hacerlo toda propuesta sólida y atractiva que tenga cabida en el género, se acaba revelando hecho de densidad política y analítica» (Nadal Suau, El Mundo); «Una mirada singular e inquietante. Una voz literaria auténtica que galvaniza a los lectores. Literatura llamada a perdurar» (Sergi Bellver, La Vanguardia); «Se apoya con inteligencia en los maestros para crear un mundo narrativo muy propio» (Edmundo Paz Soldán); «Excepcional» (Marta Sanz). Su obra ha recibido un aplauso unánime: «Toma un rasgo que reconocemos en Cortázar y lo exacerba: lo podrido y maléfico de la vida cotidiana, la rajadura por la que se filtra un fondo de irracionalidad donde chapotean cuerpos entregados a sus excreciones y palpitaciones» (Beatriz Sarlo); «Un prodigioso cruce entre la reescritura de ciertas tradiciones y esa lucidez atroz que llamamos mirada propia. Compartirla con los lectores es motivo de fiesta» (Andrés Neuman); «Tan auténtica y perspicaz que consigue evocar una realidad más vívida que la que nos rodea... Una escritora de primera clase» (Daniel Gumbiner, McSweeney?s).