A pesar de haber leído mucho sobre la prostitución, ensayos de diferentes disciplinas, no tuve, hasta ahora la experiencia de la confianza, o la facultad de vencer los límites sobre lo que debe mostrarse antes los demás. Milagro que conquista la autora con la férrea complicidad de las protagonistas de este estudio. Conozco sus secretos de cortesana, o sus habilidades para esquivar lo repulsivo, he imaginado a sus hijos, las ganas de vencer el miedo o el tedio, pero sobre todo, sus desafíos vitales, como los llama Carmen Cortés T. Les aseguro que nada parece lícito después de leer estas vidas y les advierto que todo nos va a resultar más incómodo: la pobreza, el poder de alcoba, los saqueos familiares y, sobre todo, su resistencia antes la palabra puta. Ante lo cual no cabe más que nuestra decidida impugnación.