Un hombre de acción. Un defensor acérrimo de las ideas libertarias. Un luchador del sindicalismo. El nombre de Buenaventura Durruti (León, 1896 ? Madrid, 1936) apareció en los periódicos de la época con motivo del asalto al Banco de España de Gijón. Más tarde formó parte de una organización conocida como «Los Justicieros» o «Los solidarios», responsable del ajusticiamiento del presidente Dato, así como del cardenal de Zaragoza. He aquí sólo algunos datos de esta apasionante biografía sobre una de las principales figuras del anarquismo español, que murió durante la defensa de Madrid tras el estallido de la Guerra Civil.
Durruti en la Revolución española se publicó por primera vez en Francia, ya que dadas las circunstancias políticas de los años setenta no pudo editarse en la lengua en la que había sido escrita ni para el público al que principalmente se dirigía. Con el paso de los años, se convirtió en un verdadero libro de referencia que ha sido traducido a numerosas lenguas. No pretende Abel Paz en estas páginas mitificar al militante ni elevarlo al panteón de los hijos ilustres muertos por la patria o la revolución, sino rescatar del olvido a un personaje que, por sus cualidades personales, su intensa vida -transcurrida en su mayor parte en la clandestinidad, las cárceles y el exilio- y su proyección histórica merece ser recordado más allá de la historia oficial.
DURRUTI EN LA REVOLUCIÓN ESPAÑOLA
AUTOR/A
PAZ, ABEL
Abel Paz. Fue un historiador anarquista autodidacta. Nacido en Almería en 1921 vivió su infancia y juventud en los ambientes anarcosindicalistas que tanta presencia tuvieron en la Barcelona de la época. Exiliado en Francia en 1939 sufrió los campos del exilio y las compañías de trabajo de la ocupación alemana hasta que escapó y entró en España para luchar contra el franquismo. Detenido, condenado en Consejo de Guerra, inició un rosario de cárceles hasta que en 1954 rompió su libertad provisional marchando a Francia. Toulouse, Brezolles, Clermont-Ferrand y París forman parte de su geografía física en ese momento, como Antonia Fontanillas, Abelina Ronchera y Jenny Benimeli lo serán de su geografía sentimental. Tras la muerte del dictador volvió a España donde desarrolló una intensa actividad de difusión de las ideas libertarias así como la publicación de una docena de libros.