No hubo una máscara en él. Y difícilmente podríamos usar ese pronombre tan engañoso: "él" para nombrarlo. El idioma de una embriagadora melancolía de alguno de sus poemas, no parecía compatible con aquel que sentía la belleza brutal de la naturaleza indiferente al tiempo individual. A veces un acento de cinismo venía con la melodía sin esperanza de sus primeros poemas. Y ese "él" siempre distinto, en el instante de la inquietud carnal que lo tocaba, se dejaba llevar por la nostalgia de otro exilio sensual. En su tiempo no tuvo muchas razones para el optimismo. Los ídolos de su juventud Byron y Napoleón sucumbieron. Sus amigos fueron derrotados y desterrados. El zar Nicolás I quiso convertirlo en su secretario para odas y adulaciones. Hoy nos suenan lastimosas las confesiones íntimas de A. Pushkin, preguntándose si debía renunciar a su cargo ínfimo de Kamer-Iunker humillado por el zar.
Esas confesiones escritas la víspera en que por equivocación o provocación el poeta decide no vestirse de frac para desentonar con las formas cortesanas de Sanct Petersburg. Sin la poesía de Alexander Pushkin nos parece imposible pensar que la poesía rusa haya ocurrido.
EL HABITANTE DEL OTOÑO
AUTOR/A
PUSHKIN, ALEXANDER S.
Alexandr Serguéievich Pushkin (Moscú 1799-San Petersburgo 1837) vino al mundo en una familia de origen noble que propició su acercamiento a la literatura. Empleado en el Ministerio de Asuntos Exteriores, con veintiún años se dio a conocer con el poemaRuslán y Liudmila. Poco después fue confinado en Ekaterinoslav a causa de unos versos considerados revolucionarios por el entorno del zar Alejandro I. En 1823, acusado de ateísmo, fue despedido del ministerio y desterrado a la propiedad que su familia tenía en Mijáilovskoie, lo que le impidió tomar parte en la conspiración decembrista en 1825. Se casó con Natalia Goncharova en 1830. Siete años más tarde resultó herido de muerte en un duelo. Es autor de El prisionero del Cáucaso (1820-1821), Evgueni Oneguin (1823-1831), Borís Godunov (1825), El jinete de bronce (escrito en 1833 y publicado en 1841), La dama de picas (1834) y La hija del capitán (1836), entre otras obras.