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La época parece haberse entregado al resentimiento y a la reactividad en el dominio del pensamiento. Se dice que hay que salir de una «crisis» o de un extravío que se habrían producido en estos últimos años. Como si la búsqueda, la experimentación, la inventiva fueran algo enfermizo.
Se dice que la filosofía debe recuperar el sentido del hombre, de los valores, del sujeto. Como si estas significaciones no se hubieran agotado con el agotamiento general de la metafísica de la significación. Como si nada hubiera pasado, y se pudiese olvidar sin correr ningún riesgo todo el trabajo de la filosofía en nuestra historia reciente y presente. Hay que ser serios: no se «recobra» nunca nada en la historia, y no se «retorna» a nada: ni a Dios, ni a Kant, ni a los Valores.
Hay efectivamente una cuestión que es la del sentido: pero ella está delante de nosotros, por venir y por pensar.