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Después de algunos años de ausencia, Pablo Klein vuelve a la ciudad de provincias donde ha pasado su infancia para ejercer como profesor de alemán en el instituto. Allí entabla relación con distintas personas de la ciudad, fundamentalmente jóvenes, y con las alumnas del instituto, sobre todo con Natalia. A través de las ocupaciones cotidianas de este grupo de jóvenes, de sus angustias, del aburrimiento y de la falta de imaginación, Carmen Martín Gaite traza el perfil de una juventud sin ilusión.