Después de siete meses de resistencia abisinia, el 9 de mayo de 1936, las tropas italianas desfilaban, al fin, por Addis Abeba y en Roma la noticia se festejaba con la proclamación de un nuevoimperio: El rey de Italia, Victor Manuel III, era el nuevo emperador de Etiopía. La indignación que este atropello a la vieja nación africana causó al periodista y por entonces Fiscal General de la República, Eduardo Ortega y Gasset, le había llevado a publicar, unos meses antes, ?Etiopía, el conflicto italo-abisinio?, este volumen que el lector tiene en sus manos. Su primera parte es una narración llena de colorido en la que se presenta una de las naciones más peculiares de África, cuyos orígenes se remontan al rey Salomón, y cuya religión ?la copta de Alejandría? es la de los cristianos de los primeros siglos de nuestra Era. No obstante la segunda es un apasionado alegato contra el fascismo de Mussolini y una defensa a ultranza de la recién creada Sociedad de Naciones, que venía a dar forma a la utopía como hija de la Primera Guerra Mundial.