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El autor argumenta que lo que puede ser descrito como el periodo nacional en la historia del trabajo ha concluido definitivamente. Por ello, el movimiento obrero puede y debe actuar también transnacionalmente. Ello conlleva la esperanza de poder jugar un papel más importante en la regulación social del sistema económico global, sistema que está por ahora fuera de control.
Munck sugiere que estamos ante una nueva versión de la ?Gran Transformación? que señalara muchos años atrás Karl Polany, una transformación con enormes implicaciones tanto para los trabajadores como para los sindicatos.
Producto de los cambios que la globalización está produciendo, el ?viejo? internacionalismo sindical muestra ahora señales de evolucionar hacia un ?nuevo internacionalismo? en el que los trabajadores deben ser capaces de armonizar sus intereses comunes mediante nuevas formas organizativas que trasciendan las fronteras nacionales.