Todas las palabras son engañosas, perdieron su significado. No sirven para mostrar sino para encubrir. Sirven en muchos casos para obligarte a algo. O para conducirte o para chantajearte. Espiritual no significa que tengas espíritu (aliento) sino que eres religioso en sentido convencional o de la new age. Camarada no es de verdad tu camarada, sino el miembro de tu mismo partido. Liberal no significa generoso o que está en favor de las libertades. O en todo caso, sólo en favor de la libertad de enriquecerse por encima de todo y de prohibir cosas a los demás. Amor no significa amor. Ya no hablo de los que le dicen ?mi amor? a todo el mundo. Hablo de los que llaman amor a machacarte, a meter-te en sus esquemas. Salvación significa meter a alguien en el redil. Progreso no significa vivir mejor o ser más feliz, significa tener muchas máquinas. Le llaman entusiasmo al fanatismo, cuando el entusiasmo nunca promueve el encierro sino la expansión. Las palabras ya no significan nada o son medios para enjaularte o reconducirte. Me voy con Chopin y sus fragmentos que no se encuadran.
AUTOR/A
COSTA GÓMEZ, ANTONIO
Nació en Barcelona en 1956, creció en Lugo. Es licenciado en Filología Hispánica, en Historia del Arte. Publicó libros de todos los géneros: «Revelación» (con prólogo de Ernesto Sábato), «El tamarindo», «Las campanas», «La reina secreta», «La seda y la niebla», «Las fuentes del delirio», «La calma apasionada», «Mateo, el maestro de Compostela», «El fuego y el sueño», «El huevo», «El misterio del cine». Llegó a la última votación del Premio Nadal 1994 con «Las campanas». Estuvo entre los finalistas del Premio Herralde en 2014 con «El misterio del cine». Y entre los finalistas del Azorín en 2018 con «El saber apasionado». Fue traducido al francés y al rumano.