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Bajo el manto de la ficción, Valencic llama la atención sobre una posible realidad futura: sus protagonistas son un grupo de amigos unidos por sus ideales en contra del sistema capitalista predominante, el cual viven como una dictadura "encubierta". Son plenamente conscientes del retroceso en sus libertades, el hábil uso de las leyes represivas y el hundimiento del supuesto "brillante futuro" de los jóvenes. Se apoyan en la Internacional Situacionista de los años sesenta y sus tesis críticas que definieron "la sociedad del espectáculo", en la que la economía global expande su influencia a través de la manipulación de las imágenes en medios de comunicación y la creación de "espectáculo". La teoría de estos jóvenes activistas no hace más que acelerar la radicalización de sus posiciones y actos. Por eso, del sabotaje de un centro comercial (como templo del consumo) a la fabricación de bombas parece que no hay un paso tan grande...
Las sombras no arden es el primero de los dos tomos que relatan una historia de radicalización de la sociedad occidental, narrada no solo a través de los ojos de una hipotética guerrilla urbana, sino también desde el punto de vista de activistas, de medios de comunicación, de políticos y de la policía.