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La vivienda es todo menos un asunto privado. Como expresión de las condiciones sociales y objeto de debate político tiene un carácter profundamente social. En el campo de tensión entre el mercado, el Estado y las prácticas cotidianas, los conflictos fundamentales de nuestra sociedad se reflejan en las condiciones de acceso a la vivienda. En 1872 Friedrich Engels publica Sobre la cuestión de la vivienda en la que aborda los debates sobre política de vivienda de su época y analiza sus crisis periódicas desde la perspectiva de la economía política. Muchas de las consideraciones planteadas en ese libro siguen siendo pertinentes a día de hoy y permiten reconocer cuestiones aparentemente específicas del desarrollo urbano como principios estructurales fundamentales del capitalismo actual.
Sin embargo, plantear la cuestión de la vivienda en el siglo XXI significa pensar más allá de Engels. Los planteamientos feministas sobre la reproducción de los roles de género, los retos ecológicos de la urbanización y el alcance de la regulación e intervención estatal en el sector, han sido centrales en los debates sobre política de vivienda en las últimas décadas y han añadido nuevos elementos a la cuestión.
En Lo que Engels no podía saber. La vivienda como bien de inversión Andrej Holm, además de añadir una mirara actualizada a las hipótesis de Engles, plantea distintas posibilidades para la resolución de los problemas de acceso a la vivienda. En ese relato, destacan las propuestas concretas que se presentan como abanico de alternativas construidas en distintos lugares para tratar, solucionar y atender al derecho de las personas de tener un hogar.