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Tim Parks hace una crítica de la modernidad desde la quietud. Georgina Cebey imagina una cartografía del silencio espacial. Pico Iyer compone una colección de insights de un Japón inexplicable. Elisa Díaz Castelo describe su llegada a la poesía desde el dolor. Patricia Arredondo duda si existe el silencio fuera del lenguaje. Mónica Nepote busca el resonar de su infancia en las montañas. Leonardo da Jandra registra sus vivencias en una playa utópica del Pacífico. Mariana Orantes escribe un elogio sobre la compañía muda de los animales. Sara Maitland explora el ascetismo en las Fronteras Escocesas. Antonio Tamez se adentra en la oscuridad ancestral del temazcal. Larry Rosenberg ralentiza su existencia a través de la respiración consciente. Pablo d'Ors contempla el silencio de Dios. Detenerse a pensar en el silencio es, por sí solo, un acto disidente: ¿cómo abrir la puerta de la sensibilidad hacia él? Esta antología lo hace desde la experiencia: narraciones donde se pueda sentir, más que leer, un silencio vivencial.