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La celebración del Primero de Mayo se convirtió hace muchos años en una fiesta, totalmente despojada de su contenido reivindicativo y de memoria de unos trágicos hechos en los que el Estado y el Capital asesinaron legalmente a unos obreros anarquistas cuyo único delito era alzarse contra la opresión. En este texto se cuentan los sucesos que dieron lugar, en 1886, a la primera reivindicación obrera con carácter mundial. Su autor es Ricardo Mella (1861-1925), que fue un destacado militante y teórico anarquista.