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A pesar de que solo vivió cuarenta y seis años, César Vallejo construyó una obra mayúscula y aportó una voz inconfundible a la lírica hispanoamericana del siglo XX. Su influencia solo es comparable a las de Huidobro, Borges, Neruda, Paz o Lezama Lima, y su revolución poética resulta asombrosa si tenemos en cuenta que en poco más de dos décadas se desembaraza de las ligaduras modernistas, da una versión personalísima de la vanguardia de entreguerras y, finalmente, ensancha su voz lírica a partir de un humanismo radical, crítico y de mirada compasiva. La poesía de Vallejo ha ejercido una profunda influencia en sucesivas generaciones a un lado y otro del Atlántico. Poeta «fuerte», de la estirpe de Quevedo, impuso su voz a las de las corrientes literarias o estéticas de su tiempo (del indigenismo al surrealismo) con una escritura en la que todos los «golpes» de la vida tienen cauce de expresión en unos versos que nos emocionan por su vigor y verdad.