Lorenzo Milani (1923-1967) nació en Florencia y fue ordenado sacerdote a los veinticuatro años. En 1954 fue designado párroco de la aldea montañesa de Barbiana, que carecía de carretera, luz eléctrica, agua corriente y teléfono, y en cuya escuela ejerció de maestro hasta su muerte. Su actividad docente y su defensa de los pobres le granjearon fuertes partidarios y detractores entre sus contemporáneos, pero todavía hoy su figura constituye un referente para educadores y pedagogos de todas partes.