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El cambio climático es una realidad. Sin embargo, tras décadas de campañas de peticiones, protestas y manifestaciones, la industria fósil sigue creciendo, así como las temperaturas y el nivel de los mares. Si nos estamos jugando nuestra vida y nuestro futuro, ¿por qué no hemos ido más allá de la protesta pacífica? Malm (experto internacional en cambio climático, y saboteador de todoterrenos y minas de carbón) lanza una ardiente llamada para que el movimiento climático intensifique y diversifique sus tácticas con el objetivo de evitar el colapso ecológico. Ahora que nos jugamos el derecho a la vida necesitamos detener de inmediato la extracción de combustibles fósiles. ¿Cómo? Con nuestras acciones y nuestros cuerpos. Necesitamos, en definitiva, empezar a dinamitar algunos oleoductos.