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Los medios de comunicación, las instituciones educativas y la industria de la cultura y el entretenimiento han conseguido que todo el mundo considere una verdad indiscutible que el ser humano es malo por naturaleza. Y, sin embargo, parece que la gente disfruta cooperando. ¿No resulta paradójico que seamos seres sociales y, sin embargo, nuestra esencia sea el mal? El debate sobre la naturaleza humana no es nada nuevo, pero cada época aporta importantes matices a este complejo asunto. En el siglo XIX, por ejemplo, los descubrimientos de Darwin sirvieron a muchos pensadores para impulsar teorías que legitimaban la enorme desigualdad del capitalismo industrial. Frente a esta postura, que hemos simplificado enormemente, surge la figura colosal de Kropotkin. Como pensador, puso en jaque las teorías que señalaban la esencia competitiva del ser humano. No obstante, su legado no se circunscribe a esta fundamental aportación, pues destacó como geógrafo, como historiador, como antropólogo y, cómo no, también como revolucionario que probó la dureza de las prisiones de su época. Un lugar llamado solidaridad. El legado de Kropotkin es un conjunto de estudios que nos acerca a la figura del teórico ruso desde diferentes campos del conocimiento. Las distintas aportaciones que componen el presente volumen nos muestran el valor de la herencia de Kropotkin para fortalecer aquellas luchas de nuestro presente (y también del futuro) empeñadas en mandar al basurero de la historia un sistema de dominación que se alimenta de nuestras vidas (y del planeta).