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Con la participación del autor Nacho Abad, antes lo intentó con otra novela, "El Empleo", de la que consiguió hasta un cheque (suena raro). Sin embargo su aventura vio su fin sin llegar a conseguir lectores. Esta vez, asegura, eso va a cambiar (al menos lo del cheque); Toño Benavides, escritor; Luis Lasso, Aciertos por error y Luis DelRoto, su último disco, Yo fui el asesino, suena tan bonito que dan ganas de escucharlo en bucle.
Esta es la historia de un hombre enfermo y plural, un yo colectivo y desahuciado que elige no acudir a su cita con la muerte para embarcarse en el viaje más arriesgado e incierto, el más necesario y personal también.
A bordo de un viejo Citroën rojo, sin motor y sin más equipaje que la Hispano Olivetti de la que brotaron nuestros primeros versos, tiene lugar este obligado retorno a los lugares de los que partimos siendo otros. Tampoco esos lugares serán los mismos cuando volvamos, pero en su busca las palabras nos permitirán contar por fin nuestra verdad, por la que merece la pena toda odisea.
Con una potencia metafórica arrolladora y la audacia visual de un inventor de máquinas voladoras, Nacho Abad nos ofrece en Talita cumi la vertiente más lírica y desgarrada de su narrativa, que al mismo tiempo es la más golfa y más sexy. El cóctel indicado, cuando lo que se necesita es resucitar.
