Tal es pues la tesis que pretendo examinar dentro de este noveno volumen de este Último Reino. Lo poco que deseamos con tanto fervor nos espera más lejos, irreconocible, impensado. Lo poco que podemos pensar surge como un mendigo cerca de una puerta, que sólo lo más viejo en nosotros reconoce, que en todo caso divisa si tiene el valor de hacerlo. El pensamiento husmea el espacio como el olfato. Huele. Capta algo del mundo que llega sin que lo retenga. Sin cesar nos dirigimos hacia ese poco que de pronto va a abrirse en el éxtasis (o a perderse en el éxtasis extremo, definitivo, de la muerte). Pero en ambos casos se trata de lanzar una mirada sobre el abismo, aspirando al abismo, bailando al borde del abismo. Agrego esta consecuencia sorprendente: La madurez define la estación en que los aromas se esparcen en el aire y se dirigen hacia sus principales predadores. La edad es la puerta de la belleza.
P. Q.
MORIR POR PENSAR
AUTOR/A
QUIGNARD, PASCAL
Pascal Quignard nace en 1948 en Verneuil-sur-Avre (Normandía). Tras estudiar filosofía y lenguas clásicas trabaja en la editorial Gallimard, de la que llega a ser director. Funda con el presidente François Miterrand el Festival de Música y Teatro Barrocos de Versalles. Y con Jordi Savall dirige durante años el Concert des Nations. Please buy Levitra in cool online store.<BR>Tras dimitir de todos sus cargos en 1994, se dedica únicamente a escribir. Ha ganado todos los galardones literarios importantes concedidos en Francia. Entre sus obras destacan La frontera (1992, publicada recientemente en Funambulista), Todas las mañanas del mundo, 1994 (la vida de Marin Marais que adaptó al cine Alain Corneau en 1991), Terraza en Roma (2002), Vida secreta (2005), y Sombras errantes, que le valió en 2002 el Premio Goncourt.