Escrita por Cortázar entre 1951 y 1952, no quiso ser ni una biografía ni un ensayo, sino «una especie de diálogo donde Keats estuviera lo más presente posible». A través de cartas y poemas traza un retrato entrañable del poeta, pasea y conversa con él, sigue el itinerario de su vida, comenta su obra. Llega así a r astrear y formular una poética del camaleón que llegará a ser la suya propia. «Libro suelto y despeinado, lleno de interpolaciones y saltos y grandes aletazos y zambullidas»: quizás estas palabras del autor sean las que mejor den idea del tono de este libro que durmió durante casi cincuenta años. Alfaguara lo publica hoy como homenaje a Keats y a Cortázar, hermanados a dos siglos de distancia en la misma idea de la vida y la tarea poética