Para envío
Gloria Nistal, viajera, escritora y fotógrafa ha recorrido más de un centenar de países. De todas las geografías, África se ha vuelto su hogar y su tema por excelencia. La pericia y la sucesión de viajes la han llevado a crear una colección de miles de fotografías. Si no había sido capaz aún de pararse y ordenarlas, de organizar una exposición ?aunque sea virtual?, es porque aún sigue siendo una «errante», es decir, que sigue viajando sin cesar con los ojos abiertos, devorando el festín de la vida con verdadera fruición. Como en las fotos incluidas en su libro Desde el trópico (2008), destacan con fuerza propia en esta nueva colección los crepúsculos, los palmerales, las islas desiertas y las imágenes donde el mar y la naturaleza se entrelazan. Las imágenes de Sudáfrica, Benín y Guinea son, precisamente, aquellas en que el agua y naturaleza se abrazan de manera definitiva en la retina. Pero en esta colección, cabe destacar además los retratos ?que apelan directamente al espectador? y la novedosa colección de animales. Miradas de África funciona a modo de catálogo de exposición y, al tiempo, de poemario escrito con imágenes. Cada fotografía se convierte en una ventana a un momento vital, ya no de la fotógrafa, sino del propio lector, que se introduce en un espacio lejano como Table Mountain, Bamiléké o en un momento irrepetible del océano en False Bay o Isla Mauricio. Se trata de un «libro de autor», de una cuidada selección de entre millares de miradas sobre África, y también de un «libro de espectador», donde el goce visual está siempre en el momento de recepción, en la exploración que va desde el detalle hasta el conjunto. En la edad de la imagen, en una época post-Gutemberg, imprimir un catálogo y exponer en una sala un conjunto de fotografías, que debe recorrerse en una espacialidad determinada, supone un acto romántico. Supone devolver la lentitud a la mirada para que aprenda a leer en la belleza. Decía Italo Calvino que «la página tiene su bondad solo cuando la vuelves y está detrás la vida, que empuja y descompone todas las hojas del libro». Este libro está lleno de bondades porque detrás de cada foto, detrás de cada página hay «pura vida». En Miradas de África, solo sobra el subtítulo. Porque la conclusión tras su contemplación es que no nos encontramos ante un conjunto de imágenes robadas a África: es África quien nos mira a los ojos a través del espejo de la fotografía. Es África quien nos contempla desde estas páginas. Y lo hace llena de vida, de vibrante color y con una sonrisa en los labios. (Texto: JOSÉ RAMÓN TRUJILLO)