“Lo que pido al marxismo y al comunismo es que sirvan a los pueblos negros, y no que los pueblos negros sirvan al marxismo y al comunismo. Las doctrinas y los movimientos deben servir al pueblo, no el pueblo a una doctrina y a un movimiento”. Con estas palabras se despedía Aimé Césaire del Partido Comunista de Maurice Thorez en 1956.

En pocas ocasiones se han hecho lecturas de la historia del marxismo poniendo el énfasis en la cuestión colonial y racial como asuntos de primera hora dentro de sus movimientos. Solo autores como Cedric J. Robinson, sin embargo, han abordado en profundidad este hecho racial. Se debe entender que no nos enfrentamos a una simple derivación de la economía política ni a una superestructura del capitalismo global. El racismo no es entonces una herramienta del capitalismo, sino que el propio capitalismo es racial.

En esta sesión, nos adentraremos en algunas dimensiones de la extraordinaria aportación que Cedric J. Robinson dejó en su obra más importante ‘Marxismo negro. La formación de la tradición radical negra’."

La obra de Marx, también la de Engels, tuvo un amplio interés por las mujeres obreras y por la construcción de la familia. Sobre algunas de esas ideas se apoyarían a futuro una parte de los movimientos feministas revolucionarios. Pero, por otro lado, no se puede negar que el eje central del marxismo siempre se articuló sobre el sujeto obrero-varón-asalariado. La centralidad de esta perspectiva causó fuertes críticas desde el feminismo que son centrales para construir cualquier análisis crítico desde una perspectiva de clase sólida.

Como decía Silvia Federicci, muchas feministas “criticaron de forma fuerte a Marx porque éste se enfrentó a la historia del desarrollo del capitalismo en Europa, en el mundo, desde el punto de vista de la formación del trabajador industrial asalariado, de la fábrica, de la producción de mercancías y el sistema del salario, mientras que obvió problemáticas luego cruciales en la teoría y la práctica feminista: toda la esfera de las actividades centrales para la reproducción de nuestra vida, como el trabajo doméstico, la sexualidad, la procreación; de hecho no analizó la forma específica de explotación de las mujeres en la sociedad capitalista moderna.”

En esta sesión trataremos de adentrarnos en estas relaciones y contradiccionmes abiertas en los encuentros y desencuentros entre feminismos y marxismos.   

El capitalismo se propone como una fuerza brutal de producción del mundo y de la naturaleza. Esto se traduce en un complejo sistema de creación de espacios, de geografías cambiantes a lo largo de la historia donde naturaleza y sociedad se co-producen permanentemente. Este recorrido es el que con acierto desarrollaron autores como Inmanuel Wallerstein y toda la escuela marxista de análisis del sistema mundo.

A partir de estas ideas, otros autores como Jason W. Moore o David Harvey han tomado la naturaleza y el espacio como lugares desde donde construir nuevas alternativas. Lejos de llevarnos a la idea de una supuesta vuelta a la naturaleza originaria o a revoluciones pasadas, la misión de una nueva geografía marxista pasa por pensar juegos espaciales utópicos frente al autoritarismo impuesto por los espacios de la mercantilización y las solcuciones espaciales donde el capitalismo busca incesantemente nuevos nichos de beneficio.

En esta sesión abordaremos diversos trabajos que enfocan la cuestión ecologista desde un punto de vista marxista para intentar conocer y pensar a partir de los debates que plantean las tesis de la ecología-mundo o la geografía marxista.