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El ascenso de Hitler al poder, en enero de 1933, supuso la mayor derrota que el proletariado haya sufrido en la historia. Las consecuencias para la humanidad de la victoria nazi en Alemania son de sobra conocidas. Sin embargo, las condiciones para el aplastamiento de Hitler y sus secuaces y el establecimiento de un Estado obrero en el país más industrializado de Europa, existían sobradamente. Una vez más, la ausencia de una dirección revolucionaria o, más exactamente, la existencia de una dirección traidora -como la del SPD- y otra sectaria y claudicante -como la del KPD- que paralizaron y maniataron a la clase obrera más poderosa del continente europeo, impidieron el triunfo de la revolución socialista y abrieron de par en par las puertas a la contrarrevolución fascista.
En todo este periodo, sólo Trotsky explicó, y con una agudeza y claridad que asombra, cada una de las fases que iba atravesando el proceso y cómo alcanzar la victoria. Todos y cada uno de sus avisos y exhortaciones fueron sistemáticamente combatidos por el estalinismo y la socialdemocracia, a pesar de lo asombrosamente exacto de sus predicciones.
La lucha contra el fascismo es una selección de artículos que el gran revolucionario ruso escribió entre septiembre de 1930 y agosto de 1940, en los que analiza de forma científica qué es el fascismo y cómo combatirlo. El estalinismo cometió una traición aún más atroz cuanto que no puede alegar desconocimiento.