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En 1978 el renombrado historiador E. P. Thompson emprendió un devastador ataque contra la obra y la influencia de Louis Althusser en su libro Miseria de la teoría. Perry Anderson, que no se consideraba a sí mismo un althusseriano, vio en la obra de Thompson una doble oportunidad. Por una parte, la ocasión para tratar de establecer un diálogo fraternal con Thompson que eliminara la pasión, quizá innecesaria, que marcó la vieja polémica que ambos habían mantenido (especialmente entre 1964 y 1965) sobre las peculiaridades de la formación social inglesa y que, aun marcando las diferencias, mostrara con claridad la verdadera estatura teórica, moral y política que Anderson atribuye a su involuntario adversario. Por otra, la posibilidad de discutir algunas cuestiones candentes del materialismo histórico actualizadas por obras como las de Thompson, Althusser, Gerald Cohen y el propio Anderson.