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Desde un enfoque productivista y "tecnoentusiasta" como el que representan las consultoras multinacionales, puede comercializarse cualquier producto mientras no se demuestre positivamente que es nocivo.
El principio de precaución nace de la percepción de que los esfuerzos para combatir problemas tales como el cambio climático, la degradación de los ecosistemas y el agotamiento de los recursos naturales avanzan a un ritmo demasiado lento; de que los problemas ambientales y sanitarios continúan agravándose con mayor rapidez de la que la sociedad dispone para identificarlos y corregirlos; y el hecho de que los procesos de toma decisiones a menudo se desarrollan en condiciones de ignorancia e incertidumbre.
Hemos de saber renunciar a aquellos sistemas tecnológicos que llevan consigo "catástrofes normales" y optar por tecnologías alternativas que nos resguarden de riesgos estructurales.
El objetivo de la precaución es evitar el riesgo, no detener el progreso.