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Año tras año vienen sucediéndose, por todo el mundo, recurrentes estallidos sociales, movimientos sociales «sin líderes» que descolocan a periodistas y analistas políticos, a fuerzas policiales y gobiernos. Pero ¿por qué estos movimientos horizontales, que responden a las necesidades y deseos de tantos, no han podido lograr un cambio duradero y crear una sociedad nueva, más democrática y justa? ¿Por falta, acaso, de liderazgo?
Las organizaciones horizontales y espontáneas de hoy, si bien son insuficientes, superan con mucho las formas centralizadas de liderazgo político del pasado. Como argumentan Hardt y Negri en este apasionante ensayo, los masivos movimientos actuales pueden desarrollar colectivamente las capacidades de estrategia política y de toma de decisiones para lograr cambios de calado, duraderos y democráticos.